viernes, 16 de mayo de 2008

¿ QUE HACEMOIS EN UN MINISTERIO DIFICIL

¿Qué hacemos en un ministerio difícil?
Un mensaje alentador de Tito
Por Kelly Liebengood
Profesor de Nuevo Testamento
Seminario ESEPA

¿Qué hacemos cuando nos encontramos en un ministerio difícil, un ministerio donde la gente tiene una vida caracterizada por desobediencia y rebelión, gente que dice ser cristiana pero, no refleja esa profesión? Tito se encontró en Creta en una situación así. Según lo que Pablo escribió, había muchos rebeldes, habladores vanos, mentirosos, gente que estaba trastornando familias con falsas enseñanzas y motivos engañosos (1.10-11). Había gente que profesaba conocer a Dios, pero con sus hechos lo negaba (1.16). De hecho, Pablo afirmó algo que escribió uno de sus profetas, que los cretenses son siempre mentirosos, malas bestias, glotones ociosos (1.12).
En medio este grupo de gente caracterizada así, Tito tuvo la tarea de designar ancianos en cada ciudad. ¿Cómo podría hacerlo? ¿Dónde encontraría esperanza y poder para cumplir su misión? ¿Dónde encontraría a ancianos dentro de un pueblo conocido como desobediente e inútil para cualquier buena obra (1.16)?
Pablo le dijo que lo podría hacer enseñando lo que está acuerdo con la sana doctrina (2.1). Hay que callar las bocas de la gente y hablar la verdad (1.10 vrs. 2.1). En Tito 2.2-10, Pablo le da a Tito una lista de personas que deben ser instruidas, ademas, el tipo de instrucción que requieren. En este párrafo hay dos verbos principales en el idioma original, hablar, traducido como ‘enseñar’ en La Biblia de Las Américas (2.1), y exhortar (2.6). Después lo que se debe enseñar a cada grupo, hay una frase (hina), que explica el por qué y el fin de la cada exhortación (2.4,5,8,10). Es decir, que la enseñanza tiene como su motivo y su fin la piedad (1.1). El propósito y la meta final de la exhortación es ver vidas transformadas, vidas que reflejen la gloria de Dios. El punto principal de Tito 2.1-10, es que si Tito quiere cumplir su tarea de designar ancianos en cada ciudad, tiene que empezar por enseñar la verdad.
Pero la pregunta queda, ¿Cómo va a ver un cambio? La respuesta se encuentra en Tito 2.11-15. En la predicación de la verdad, en la proclamación del evangelio de gracia, se encuentra no solamente gracia escatológica, sino también gracia temporal, gracia que le da a uno el poder de cambiar, el poder de negar la impiedad y los deseos mundanos, ahora. El porque en Tito 2.11 es la base sobre la cual, Tito debe enseñarles y exhortarles. Porque a través del mensaje de gracia (el evangelio) Dios provee gracia para vivir hoy. La palabra salvación en el versículo 11, no es necesariamente salvación en el sentido de vida eterna, sino salvación en el sentido de liberación en un asunto difícil. ¿Cuál es el asunto difícil? ¿De qué necesitan liberación? De falsos profetas, de tendencias de rebelión, de conciencias corrompidas, de desobediencia. El evangelio (la manifestación de la gracia de Dios), nos enseña (disciplina en el original) vivir piadosamente en este mundo (2.12). Esta disciplina viene, en parte, por guardar la esperanza de la segunda venida de Jesús (2.13-14). En cada capítulo de Tito, Pablo menciona el poder que la esperanza de vida eterna y la segunda venida de Cristo ejercen para purificarnos en este vida (1.1-2; 2.13-14; 3.7).
Para reforzar todo lo que ha dicho, Pablo escribe nuevamente: “exhorta y reprende (2.15)”. Pues, hay transformación por medio del mensaje de la gracia de Dios.
¿Cuáles son las implicaciones para nosotros?

1. Hay poder divino que viene con la enseñanza de la sana doctrina, con la proclamación de la gracia de Dios. Cuándo está desanimado en el ministerio, cuando solamente ve desobediencia, rebelión, conciencias corrompidas, ¿tiene confianza en el poder que Dios manifiesta a través de la proclamación de su Palabra? Si queremos ver vidas transformadas tenemos que enseñar y corregir con mucha paciencia y amor. Nos libera de la impiedad manifiesta en la iglesia al volver a la enseñanza de la gracia que Dios ha manifestado.

2. Nuestro mensaje tiene que ser evangelio-céntrico y Cristo-céntrico. Tenemos que enseñar el evangelio completo—justificación por gracia, santificación por gracia, la segunda venida de Cristo—y mostrar las implicaciones de tal evangelio en cada área de nuestra vida (Tito 2.11-15; Rom. 12.1-2; Col. 3.15).

Entonces, ¿Qué hacemos en un ministerio difícil? ¡Sigamos el ejemplo de Pablo y Tito! ¡Confiemos en el poder divino del mensaje del evangelio, las buenas nuevas acerca de la gracia de Dios!

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